FRANCIS ROSSO: EL HOMBRE DE LAS TRES HACHES

Autor: Manuel Muñoz

     Llegó hasta nosotros como es él, sin artificios, sin poses de gran fotógrafo. Se mostró tal cual es y tal cual es nos abrió el baúl de su sabiduría. Traía en sus manos unos folios "para no olvidarme nada" nos dijo bajito. Y nada se olvidó.

     Comenzó mostrándonos como respondía a todas aquellas parejas que ilusionadas se acercan hasta él, que le pedían  presupuesto para dejar inmortalizado el que sin ninguna duda sería uno de sus días más inolvidables.  Y empezó despacito a desgranar la margarita de su buen hacer.

     Nos habló de cómo él buscaba la cercanía, de cómo pedía que el novio se vistiese para él, de cómo le gustaba buscar el desenfoque delante y detrás de la figura que sería el objeto de las miradas, de como dejaba a ésta ese uno de los extremos del encuadre... nos lo contó todo y nada se olvidó. Porque Francis Rosso es sobre todo un hombre sencillo que se acerca a la vida a través de su 50mm, yendo de acá para allá, corriendo, situándose en el lugar exacto para captar "aquellos momentos que para otros pasan desapercibidos"

     ÉL quiere ser uno mas en la boda dejando su zona de confort donde para él el fotógrafo no se implica y llegar hasta esa zona de relación donde se convierte en uno más, que disfruta, se ríe, se toma una copa con los novios e invitados. Deja pocas cosas al azar. Localiza exteriores, siempre cercanos al lugar de la celebración porque "quiero que los novios estén en el cóctel disfrutando de su gente"

     Francis nos contó mil anécdotas, desde la boda china que comienza a las cuatro de la madrugada con la ceremonia del té hasta la boda judía donde quedó sorprendido que no perdiesen el bonete después de tantos zarandeos; o de aquella donde tan sólo estaban los novios y él hizo de chófer, leyó en la ceremonia, les hizo la foto... Francis es Francis, nervioso pero sin nervios al trabajar, al mirar a través del visor, al contar la historia de los contrayentes.

     "Me gusta mucho el grano porque yo vengo del analógico" nos dijo en un momento de su charla entre amigos que fue nuestro taller. Porque así fue como nos sentimos y como esperamos que se sintiese. Repetía una y otra vez que añoraba el acabado analógico y es por eso que ha puesto el digital al servicio de dicho acabado. Ese es su seña de identidad.

"Me gusta estar dentro de lo que está aconteciendo, me gustan las emociones, los abrazos..." 

" Trabajo las fotos una a una porque creo que merece la pena hacerlo así"

"Incluyo a los novios en el paisaje"

" Trabajo el formato horizontal y excepcionalmente el vertical"

     Éstas fueron algunas de las perlas que nos regaló en este fin de semana del 14-15 de julio de 2018, donde Fotoquinto inició su andadura de talleres con los mejores fotógrafos. Y no pudimos tener mejor comienzo.

     Gracias Francis por compartir con nosotros toda tu maestría, tu buen hacer, tu saber estar... sin ninguna duda eres el hombre de las tres haches: honesto, humilde y honrado.

     Y no podíamos dejar de dar las gracias a nuestra pareja de la eterna sonrisa Jessi y David (¿ o era Antonio?). Disfrutamos con ellos y ellos con sus besos a cámara. De su paciencia frente a un grupo de fotógrafos ávidos por aprender todo cuanto el maestro Rosso nos mostraba. Gracias, gracias, gracias.